domingo, 22 de julio de 2018

ALICE




Se cuenta que hace mucho mucho tiempo, en un bosque perdido al norte de España, vivía una niña que tenía un mágico poder. Escribía palabras en las hojas de los árboles y conseguía que el día se convirtiera en bellas sensaciones. Alice, así es como se llamaba la joven, descubría con cada amanecer y tras buscar en sus cuentos, vocales y consonantes que tras ser unidas creaban una nueva forma de dar nombre a las cosas. Siempre eran palabras originales y cortas, para que no se olvidaran fácilmente, y así, si alguien pasaba por aquellos caminos y las veían podrían recordarlas siempre.
Alice vivía con su abuelita desde muy pequeña, no se le conocía más familia, ni si quiera amigos. A los alrededores de aquél lugar no iba nadie desde que supieron que un lobo se encontraba suelto. El cazador del bosque siempre vigilaba para que no les pasara nada, pero por alguna extraña razón que nadie conocía, no habían podido atraparlo.
Alice era una chica muy valiente y no tenía miedo a nada. No temía al lobo, y aunque su abuela le había prohibido andar sola por el bosque, en cuanto tenía la oportunidad y la mujer iba a comprar al pueblo ella se escapaba a decorar el día con una nueva sensación.
Un día Alice se levantó, miró el cielo y se dio cuenta que el sol no había salido aún. Era más tarde que otra veces pero las nubes estaban muy oscuras y tapaban todo el cielo. Esto sería normal en un día de invierno, pero aquella mañana era verano y las estaciones nunca antes se habían impuesto unas a otras, siempre se habían respetado. Alice se preocupó pero no dijo nada a su abuela. Desayunó, lavó su taza y fue a leer un rato. Cuando su abuela fue al pueblo a por el pan, Alice corrió hacía el bosque con una palabra nueva que había descubierto en un libro antiguo que encontró en el desván y cogió sin pedir permiso. Con el rotulador de color rojo en la mano, trepó hasta la última rama del árbol que estaba decorando desde principios de año. Sólo le quedaba aquella parte para terminar su creación. Cuando consiguió asentarse, escribió muy despacio la nueva palabra. BOMBA. Sonrío al ver que había terminado su obra, y al momento empezó a cambiar el lugar como ocurría cada vez que ella le ponía el capuchón al rotulador.
Aquel día las hojas de los árboles no bailaron como cuando escribió FELICIDAD, ni las flores renacieron como cuando anotó en una de sus hojas: SONRISA. Tampoco se abrazaron como la tarde que pintó AMOR, ni si quiera cantaron como la mañana que escribió una de sus palabras favoritas AMISTAD. Aquel día todo se removió, empezó a temblar el suelo y el bosque empezó a destruirse poco a poco. Alice comenzó a temblar sin entender lo que sucedía, y es que aquella palabra no significaba lo que ella creía. No era una palabra positiva, aunque a veces con ella la gente expresara que se lo había pasado bien. Esas 5 sílabas llevaban un poder negativo en ellas.
Alice cayó de lo más alto sin darle tiempo a agarrarse a ninguna rama. Tirada en el suelo apenas se podía mover y cuando consiguió abrir los ojos vio que todas las palabras estaban a su alrededor. Dañadas como ella.
Cuando la abuelita de Alice llegó a casa, no la encontró en su cuarto. Recorrió todas las habitaciones hasta que se dio cuenta que la puerta del desván estaba abierta. Subió gritando su nombre pero allí tampoco la vio. Observó que el baúl había sido forzado y descubrió que el diario de su marido ya no estaba allí.
Salió corriendo hacía el bosque no sin antes mirar los alrededores. La llamó una y otra vez pero Alice no contestaba. Fue a llamar al cazador, quizás él la hubiera visto. Sabía que alguna vez iba a hacerle visitas para que le contara historias sobre el lobo que no conseguían atrapar, pero él tampoco sabía donde estaba.
Los dos estuvieron todo el día buscándola. Ya no sabían que espacios quedaban por registrar. De repente oyeron al lobo aullar. Se asustaron pensando lo peor, y se fueron acercando hasta el animal a través del sonido que emitía. Cuando llegaron allí se quedaron sorprendidos al ver que estaba al lado de Alice y que este chupaba la cara de la niña, y la protegía dándole calor.
El cazador se acercó despacio y cogió a la pequeña en sus brazos. Cuando se dio la vuelta el lobo había desaparecido. Ni si quiera la abuela vio donde fue.
- Es un ángel - dijo Alice susurrando y recuperando el aliento. Me ha salvado del terremoto.
La llevaron de vuelta a casa. Le dieron una sopa bien caliente y la echaron al lado del fuego.
- ¿Sabes abuela? He encontrado una palabra que no me gusta en un libro del abuelo.
- ¿Y qué palabra es esa? - preguntó la abuela.
- Bomba. Leí que el abuelo había encontrado una, y había salvado al tío y pensé que era algo bueno. Pero el bosque me enseñó hoy que no era así.
- ¿Y cómo te ha enseñado eso el bosque? - le dijo la abuela sorprendida.
- Escribo las palabras más bonitas en las hojas de los árboles y el bosque cambia. ¿No te has dado cuenta abuelita? El bosque se ha destrozado, tendré que ir mañana a escribir una nueva palabra para que nuestro lugar vuelva a ser como antes. ¿Tú te sabes alguna abuelita?
- ¿Sabes cual es la mejor? . IMAGINACIÓN. Con ella puedes hacer todo lo que tu quieras. Y tú tienes mucha- le dijo mientras le daba un beso en la frente.
-¿ Mañana me dirás más cosas sobre esa nueva palabra?
- Claro Alice, pero ahora deberías descansar. Hoy ha sido un día duro para ti.
Alice cerró los ojos y se quedo dormida acompañada del fuego. Mientras la abuelita releía el diario de su marido muy triste. Desde luego aquella palabra era una de las más horrorosas que jamás se habían creado.
Miró a su nieta y se sintió aliviada al saber que se encontraba bien. Y que sería una gran soñadora, con una imaginación excelente.
Lo que no sabía la abuelita, es que realmente lo que contaba Alice, sucedía de verdad.

2 comentarios:

Jara dijo...

He rescatado este escrito de un borrador del 2015. No sé por qué nunca lo publiqué pero hoy le he encontrado su encanto.

Rebeca Gonzalo dijo...

Grandioso, Jara, y muy conmovedor. De verdad, no dejes de escribir nunca. Por cierto, sería interesante que habilitases bajo las entradas los botones de compartir en Twitter, Facebook, etc...

Un besaaaaaaaaaaazo enorme y mil gracias por reabrir este espacio y recuperar borradores tan bonitos como éste. Me han gustado mucho esos guiños al cuento de Caperucita.