martes, 26 de enero de 2016

Vacía.



 Vacía.

Aunque no lo creas, estoy vacía. Es como si me hubieran separado de mí.  Me miro  al espejo y no me veo. Es  como si me hubieran arrancado uno a uno todos los órganos.  Como si hubieran encajado dentro un sentimiento, la tristeza, que lo ocupa todo pero me hace sentir vacía.

La tristeza llena, la tristeza te hace pequeña, te deja cansada, te vuelve gris, te quita los amaneceres, te devuelve al mar, a las olas, a hundirte sin que te queden ganas de salir a flote. Si estás vacía no flotas. Te hundes. Y la tristeza pesa mucho pero nunca gana batallas al mar. Nunca.

La tristeza se alía con la soledad  creyendo así que se hará más fuerte, que será invencible, y lo es.  Y el vacío es más grande, y la soledad se vuelve tu enemiga, y te grita mentiras, y te atropella una y otra vez, te paraliza, te deja con el silencio, con la oscuridad,con  los pensamientos...

Os volvéis enemigos, y el vacío está tan lleno que necesitas vomitar.

Entonces salen las lágrimas y empapan el silencio que se revuelve y quiere gritar. Despiertan los pensamientos, que se pelean y quieren olvidar. Envuelven a la tristeza hasta asfixiarla, y quiere morir. Y las lágrimas van y vienen sin permiso, chocan y ahogan y no te dejan respirar, y te oprimen, y te marcan, y te calan, y no las puedes controlar.

Vacía. Vacía y llena a la vez, de mierda.


2 comentarios:

Óscar Sejas dijo...

Todos estamos llenos de mierda en realidad y hay dos opciones:

- No hacer nada y dejar que la mierda nos consuma
- Tratar de descubrir de dónde viene toda esa mierda y sus razones y así, tal vez, ser un poco más tolerables con ella, porque a veces, no hay mierda que por bien no venga.

Salud.

Laura dijo...

Creo que llorar es bueno, como que si un poco de esa mierda saliese y de esa forma te sientes más libre.