Perdí el tiempo mientras veía las hojas de los árboles caer.
Mil versos escribí con tu nombre
mientras estas me arropaban de un frío y lluvioso invierno sin ti.
Empapado recorrí tu camino,
pisé cada huella para no perderme
y caí en la trampa de un joven enamorado
de unos labios rojos y un perfume
que se fue disipando en el aire.
Ahora tengo mil y una historia que contar
y en ninguna tengo tu nombre tatuado.
Y sigo mojado
pero ya tan sólo la esperanza me acompaña
caminando entre olas,
saboreando la sal
y escuchando el compás
de cada melodía que no quisiste bailar conmigo.
¿Cómo te digo que te olvidé sin hacerlo
si apenas he dormido
y las sábanas huelen a ti?
Esta última noche que apareciste
desnuda ante mí
después de tanto tiempo,
entre lágrimas y perdones
y silencios rotos,
e descubierto
que aunque te quiera
no olvido
y es más fuerte el dolor
que el querer caminar contigo.
3 comentarios:
Ole, ole y ole.
A veces se quiere pero, ya no se puede o ya no es tan fácil caminar de nuevo de la mano y menos sin un pañuelo de desconfianza. Pero, al menos, él lo volvió a intentar :) Que no quede eso.
Un saludito.
Perdón, quise decir con un pañuelo de desconfianza.
Otro saludito.
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