viernes, 7 de noviembre de 2008

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Al final, se rompió la tetera. Era de esperar. Todo el mundo me había avisado y yo no lo veía. Pensé que no corría peligro, y que el lugar donde había estado colocada desde el principio era seguro. Parece ser que no. Que los demás tenían razón.
Se hizo mil añicos. Retiré enseguida los trozos grandes del suelo, pero no fui consciente de que los pequeños también cortan y hacen igual de daño. Me gusta andar descalza, sentir el frío suelo. Éste sintió mi sangre caliente. Una mezcla interesante.
Me puse un poco de betadine y una tirita de dibujos, a veces soy un poco infantil, pero es la única manera de darle color a mi vida. Me puse las zapatillas y recogí los pedazos restantes, yo creí que quedó todo limpio, pero de vez en cuando siguen apareciendo cachos, pequeños, practicamente enanos e invisibles a la percepción del ojo humano, pero que se siguen clavando si los pisas, y duelen y hacen que recuerdes que al final la puta tetera se rompió, y que no fui lo bastante inteligente para verlo venir.
¿De todo se aprende no? Ahora al menos sé que no puedo andar descalza por casa.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajaja
grandísima historia
no solo por lo que cuenta
sino por cómo la entiendo yo (que como tú dices, que yo entienda lo que me de la gana... pos eso)
vamos que lo que quiero decir, es que esta historia puede llegar a ser enormemente simbólica.
En mi opinión, stá bien eso de ponerse las zapatillas y tal pero es que mola que, al menos de vez en cuando, nos demos el caprichito de ir descalzos por la casa.

bss jarísima.

P.D.: "cachos"???

Anónimo dijo...

Sí que es verdad,que de todo se aprende.Se me han roto mas de una tetera por no escuchar.
Buen finde y la bienvenida al nuevo escenario!

alguien dijo...

hola guapa, te nomino a una cosa en mi blog. Jajja, original tu relato sobre esta frase; recuerdo que esa semana escribí yo dos relatos xDD
besos

Camaleona dijo...

Yo tengo terror a los cristales rotos esparcidos por toda la casa, así que vivo pendiente de no romper nada... luego cuesta tanto recogerlo...

mariapán dijo...

Esa es la actitud...¡vamos creo yo! a mi me pasa que cuando me dan consejos y hago lo contrario, a veces atino y otras no; entonces...es bueno, aprender y lo mismo hasta repites la hazaña y te cuesta dos teteras...pero...¡qué coño! esto se llama vivir...

Pedro dijo...

Y todo lo que dices además de a la tetera se puede aplicar a tantas cosas...(de hecho según lo leía le iba dando otros significados). En cuanto a lo más real, es lo que más odio cuando se rompe algod e la vajilla (en especial lo vasos de cristal): meses más tarde todavía no puedes andar descalzo por cas porque por arte de magia aparece una astilla y te la clavas.

Y es verdas el último párrafo, de todo se aprende.

Un abrazo,


Pedro.

Anónimo dijo...

Hola.
Bueno, hay tantas teteras rotas por ahí... que miedo da caminar por según que sitios.
Claro que no podemos ir haciendo caso de todas las advertencias que nos da la gente, si no tendríamos que guardar todas la teteras en armarios y jamás utilizarlas. Y entonces ¿para qué las queremos? Además, sin té la vida no es lo mismo...

Un beso.
Laura.

Miguel González Aranda dijo...

En mi casa si algo de cristal se rompe:
ALERTA!!!
Mi gato Socrates corre peligro!!
Un gran despliegue de limpieza se pone manos a la obra. Que difícil es eliminar absolutamente todos los minúsculos cristalillos asesinos.

Salud