sábado, 17 de mayo de 2008

DESCALZA

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- ¡Perdona!, ¿tienes hora? el autobús está a punto de llegar y no sé de que color ponerme los zapatos. - le pregunto al chico de al lado

El no responde, mira mi muñeca silenciosa de segundos. Yo me pierdo en sus ojos negros, profundos, brillantes de una tristeza especial que me cala el corazón que empieza a latir diferente.

Su sonrisa perfecta se me escapa de perfil y caigo en su mejilla sonrosada que a juego con mi alma encaja en el puzzle de mi cada vez más pálida piel. Pero son sus labios carnosos los que en silencio me dan una hora distinta, la que yo veo al observar de reojo el reloj del revés. "¡Qué más da!" pienso, quiero que se pare el tiempo.

Me encantaría darle la mano y sentir su piel, recorrer sus largos dedos y pararme en sus cutículas contemplando la pequeña luna que forma el nacimiento. Tiene las manos grandes. Se las mete nervioso en los bolsillos y quisiera ser moneda fría para sentirle más cerca y oír su pulso.
Pasea como perdido, esperando un autobús que no llega a su destino. La camisa de cuadros no le favorece y mi imaginación juega a arrancársela de repente,( sería brusco el encuentro pero apuesto que no lo olvidaría. ) Me pongo unos zapatos rojos como sus mejillas, de tacón largo como sus dedos. Qué mejor que ganar al tiempo abrazada al encuentro de una pasión jamás soñada antes. Dejo mi huella en él. Me descalzo. Con mis pies desnudos piso sus huellas, las que deja en el asfalto empapado por la lluvia, y puedo ser suya y estar encima de él aunque sea en una simple marca en la carretera.
Creo que iré descalza. Quizás el frío me ha congelado y me hace creer que estoy enamorada...

Pasan los minutos y a lo lejos una luz parpadeante. Las 00:00 horas, se encargan de deshacer el momento. Se rompe en pedazos cualquier mágico instante y se reabre un camino en el que el tiempo y mis zapatos no se dan la mano.

- Sube - me dice-, te acompaño.

Y me da su mano, esa que quise, y está fría casi helada. Y aunque asustada dejo que me lleve adonde quiera que la muerte encuentre su sitio.
JuAntonio y Jara

A cuatro manos, dos mentes, una misma historia, dos personas viviéndola.
Él la vio descalza

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me recreo en el ambiente que creas con tus letras y que por desgracia tengo un poco abandonado....
Eres especial escribiendo sensaciones de amor, incluso si es con la misma muerte mi querida Jara.
Besos y no dejes de escribir aunque no pase tan a menudo como desearía.

Anónimo dijo...

¡Ahhh! Ya le he hablado a la ministra de tu alguiler. Aunque no sé yo si atenderá mi recomendación....
Un abrazo.

Klover dijo...

Quizá el frío me ha congelado...




pd: ¿Mañana? ¿Mañana era lo de Alejandra? ¡Se me había olvidado!



Besetes

Pugliesino dijo...

Un relato que refleja ese momento en el que las palabras se escriben en las paredes del pensamiento instantes antes de que estas callen ante el sonido del silencio más hermoso.
Desde dos puntos distintos avanzaba el tiempo hasta que consiguieron detenerlo.
Enhorabuena!

elpalabarista dijo...

Tampoco me hagas mucho caso.

Rebeca Gonzalo dijo...

No sé qué mirada me ha gustado más de ambas, en todo caso el flechazo me ha parecido formidable. La descripción es preciosa y la historia es tan bonita como la "niña de mis ojos" que cada uno tenemos en particular. ¡Formidable! P.D.: Qué pena que no puedas escribir más a menudo.

Anónimo dijo...

me gustó esta historia muchísimo... y la continuación tb...

te diría el por qué... pero entonces igual te miento