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Quedan tres minutos y medio para ahogar el silencio. Respira profundamente, tanto como la cavidad de los pulmones permitan. Conten el aire unas décimas de segundo y expúlsalo despacio, dejando la mente en blanco. Intenta tranquilizarte. Mira tus manos, ¿tiemblan?.

"!Siempre lo hacen ¡maldita sea!" (piensa)

Quisiera desaparecer, pero es tarde. Ya forma parte del decorado. Es la chica de la ventana, la misma que mira a la luna y cree que es de día porque la farola de en frente se introduce en su habitación como si del mismo sol se tratara. Ella llora, a veces ríe. Pero siempre está ahí, silenciosa, sin hacer ruido, pero tan presente que da miedo. La puedes mirar a los ojos y verás una tristeza llena de lógica incomprensible, quizás se acostumbró a llevarla encima, se acostumbró tanto que se quedó impregnada en su piel y ahora es su propia enamorada. Seria y profunda, se limita a escuchar de tal manera que no hace falta que pronuncie una sola palabra para notar su existencia.

Es la chica de la ventana. Salomé en manos de Wilde, besando los labios ,de la cabeza que sostiene en la mano, de su amado Iokanaán. Antígona a través de Sófocles, enterrando con sus propias manos a la sangre de su sangre, Antígona pidiendo al guardia, que la vigila, que escriba una carta que ella misma le dictará para Hemón, minutos antes de que la maten.

Es la madre en los ojos de Lorca en sus Bodas de Sangre, en esa escena final enfrentada a la novia. Carol la mega pija en "Los Amigos de Peter" en una adaptación de unos futuros actores. La ama de Julieta, o... ¿ por qué no? es una mujer encarcelada por matar a su marido que acaba bailando una canción del musical de cabaret. Surrealista ¿verdad?

Es tantas personas como quiera ser. Un vagabundo, una reina, una bailarina, Adela en "Cianuro, ¿Sólo o con leche?", Chusa en Bajarse al moro, una escultora, un árbol , una chica sin más, una directora, una escritora, puede ser actriz, ser arte o mejor, ¡uno de los protagonistas de Arte! (es fácil son sólo tres en la obra). Puede ser hasta ella misma.

Pero como decía, ya es tarde para desaparecer, para escapar, porque ya forma parte de ellos, de cada protagonista, de cada secundario, del propio decorado y toca salir a actuar.

Se ahoga el silencio en cuanto sube el Telón, en cuanto los focos señalan o esconden, cuando la piel ya no es su piel y su vida es la de otra persona, porque siente, porque piensa, porque habla, ríe y llora y el silencio ya no es su silencio sino del ser que está dentro de si. Y es tan bello ese sentimiento que es difícil explicar con palabras, difícil describir que pasa por la mente del actor al recoger el calor del público con un aplauso. Difícil pintar como se pisan las tablas, como se vive el momento, como es un sueño echo realidad ( y muerto en el mismo instante).

Y al igual que ahoga el silencio, quiere quemar el temor, destruir el odio hacía sus propias entrañas, olvidar el miedo, resucitar los sueños y fumarse el amor hacía esa profesión que tanto le ha dado.

Queda tres minutos y medio para ahogar el silencio, y cuando esto re-suceda el silencio ya no será su problema.

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