domingo, 30 de marzo de 2008

Miedos

"Supo que había sentido miedo cuando miró hacia atrás sin que ninguna causa lo justificara." Se quedó anclada en la baldosa de cuadritos de la calle Silencio N: 7. Le temblaba el cuerpo y el corazón le iba tan deprisa que temía que en cualquier momento explotara.

Abrió los ojos al máximo y observó cada rincón cuando sus pies le permitieron moverse. "No pasa nada Noa" se dijo una y otra vez "date la vuelta, tres pasos más y llegarás a casa" pensaba.
Cuando quiso retroceder y continuar su camino salieron de la nada miles de mariposas azules dibujando en el aire un hada con nombre propio que tomó vida en el cuerpo de una niña con una sonrisa en el rostro.

Ambas chiquillas se miraron a la vez que se iban acercando la una a la otra muy despacio.
Noa no podía creer lo que veía. Por un lado sentía miedo y por otro ansiaba saber si existía magia detrás de aquello.

Cuando apenas quedaban unos centímetros entre ellas un telón transparente bajó del cielo separándolas.

- ¿Cómo has hecho eso? - preguntó Noa aún más sorprendida.

- Yo no hice nada, pensé que habías sido tú.

- ¿Y todas esas mariposas?

- No sé de qué hablas.

- He visto como aparecías de la nada, con un montón de mariposas. Al principio parecías un hada y luego... luego tú.

Esto es muy raro.- pensó Noa. - ¿Cómo te llamas?

- Soy Lena.

- Yo soy Noa.



Se quedaron en silencio observando el telón mágico que había aparecido de la nada. Pasaban sus manos por él como queriendo encontrar alguna puerta que las dejara estar juntas o las llevara a un lugar.

- ¿Por qué estaremos aquí? –dijo Lena al tiempo que se rascaba la nuca y en su cara se dibujaba una mueca-.

- Es como un sueño. ¿Crees en la magia?

- Yo sólo creo en la bronca que me echará mi madre si no vuelvo pronto a casa.

- Será mejor que te vayas entonces.

- ¡Que lista! ¿No ves que no podemos salir de aquí? Hay otro telón por detrás de cada una. No hay salida.

- Esto ya no tiene mucha gracia.

- Parece que no.

- Si estamos aquí es por algo. Has aparecido por arte de magia como el telón...

Ey! yo ya estaba aquí, eres tú la que has aparecido de la nada.

- ¿A dónde ibas?

- A casa. Vivo al otro lado de la calle.

- Yo también, pero en la otra dirección - dijo señalando hacia el sur.

- ¿Por qué te diste la vuelta?

- No lo sé. De repente miré hacia atrás, a veces lo hago, entonces es cuando sucedió todo esto.

Noa no sabía qué hacer. Se quedo mirando el cielo esperando que algo nuevo saliera de allí mismo.

- Cada vez está más azul.

-Sí, - dijo Noa sin saber a qué contestaba. Miró a Lena y comprobó que ella también miraba el cielo.

- ¿Tienes miedo?

- Un poco.

Tras la respuesta de Noa, Lena vio como el telón que la niña tenía a su espalda avanzaba hacia ellas unos cuantos centímetros. "¡Tengo mucho miedo!" –gritó Lena al tiempo que se giraba y veía como el que estaba a su espalda también avanzaba y lo hacía más que el otro.

- ¿Has visto eso?

- Sí. Cuando tú dijiste que tenías un poco de "eso", el tuyo también se te acercó, pero sólo un poquito…

- Entonces… ¿por "eso" estamos aquí?

- Creo que sí, porque antes de verte a ti yo lo sentí un poco. A veces, voy caminando y miro hacia atrás. Lo hago sin motivo, pero justo después me entra mie

- ¡Calla! No lo digas… -interrumpió Noa- A mí también me pasa, -continuó hablando-, sólo que nunca me había encontrado con nadie de esta manera…

- Yo tampoco. Será porque nos pasó a la vez…

- Sí, supongo que sí…

Ambas continuaban mirando a su alrededor en todas direcciones; al telón que las separaba a la una de la otra y también a los que las aislaban del resto del mundo; al suelo y al cielo, que parecía volverse más azul por momentos. De pronto, tuvieron una sensación muy extraña, miraron hacia el frente y se percataron de que la mano derecha de cada una se encontraba justo delante de la de la otra. Habrían jurado que se estaban tocando, de no ser por aquel extraño telón que las separaba.

- ¿Tú también lo notas, verdad?

- Sí, te noto a ti.

- Y… ¿me lo he imaginado o mi telón también se aleja?

- No, no te lo has imaginado. ¿Sabes? Creo que juntas somos más valientes, ¿no te parece?

- Noa… ¿tú confías en mí?

- Ehhh… casi no te conozco, pero creo que sí…

- ¡Genial! –dijo Lena al tiempo que sonreía- Porque ahora ya podemos ser amigas y todo será más fácil…

Noa asintió y ambas continuaron hablando al tiempo que la una veía alejarse el telón que la otra tenía a su espalda y viceversa.

- ¡Mira Lena, esa es mi casa! –dijo Noa separando la mano que, con el mágico telón de por medio, la unía a su nueva amiga- El telón ha retrocedido tanto que ya puedo verla, ¿tú puedes ver la tuya?

Al no recibir respuesta alguna, la niña se giró de nuevo y fue entonces cuando se percató de que había separado su mano de la de Lena, quién todavía continuaba con la suya en la misma posición. Se dio cuenta entonces de que, al hacerlo, la había dejado sola y, como consecuencia, su telón, en lugar de haberse alejado, estaba ahora más cerca de ella que nunca.

Entonces, Noa comenzó a hablarle a Lena. Le dijo que tenía que estar tranquila, porque ahora las dos sabían que estando juntas nada podría pasarles; que continuase confiando en ella, porque de hacerlo, ambas podrían salir de allí; que no llorase, porque sino los nubarrones que tenía en sus ojos aparecerían también sobre el cielo y entonces se mojarían, llegarían constipadas a casa y sus madres les echarían una buena reprimenda…

- Gírate ahora y dime si ya puedes ver tu casa. No temas, no voy a apartar mi mano de la tuya.

- Sí, ya puedo verla –dijo Lena-. Pero… si nos soltamos…

- Vamos a probar una cosa, ¿vale? Vamos a caminar muy despacito hacia atrás sin dejar de mirarnos. No bajes tu mano, si ves que mi telón se me acerca, corre hacia mí y yo haré lo mismo.

Y ambas comenzaron a separarse, poco a poco, la una de la otra, pero sin dejar de mirarse y hablarse. Para su sorpresa, a cada paso que se alejaban, los telones retrocedían más y más.

- ¡Espera! –dijo de pronto Lena- ahora vamos a dar tres pasos con los ojos cerrados, a ver qué pasa…-.

Y así lo hicieron. Después de eso, giraron poco a poco hasta darse la espalda. Continuaron caminando hacia sus respectivas casas. Apenas unos cuantos pasos después:

- ¡Mira! ¡Gírate! –le gritó Noa a su amiga, que ya se encontraba a varios metros de ella-.

-¡Ya no está! ¡Ya no está! ¡Ya no está!

De manera instintiva, corrieron a abrazarse. El telón que las había mantenido separadas ya no estaba y tampoco los otros dos. Todo había terminado. Juntas lo habían logrado.

- Tengo que volver a casa –dijo Noa-, ¿te parece que mañana juguemos juntas?

- Claro –respondió Lena-, que para eso también somos amigas…




María y Jara



Esta historia está escrita en un escenario con un cielo azul (http://aprendiendoaverelcielomasazul.blogspot.com/ )

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues... ¿que te digo yo a ti? Que me ha caído simpático el personaje de Lena :P jajaja

No, que me ha encantado escribir contigo y que espero que se repita muchas veces.

Que eres una crack y que me pusiste el listón muy alto (porque anda que no te lo has currado de nada...), pero que se intentará para la próxima vez y que salga igual!! ;)

Un besazo enorme pesiosa y NO-GRACIAS por millonésima vez!

Anónimo dijo...

Tu lindo relato confirma eso de que la unión hace la fuerza, en este caso, más que fuerza es valentía. También es un curioso modo de hacer amistad y saber mirar mejor a las personas que nos redean.
El relato está escrito de forma impecable y lleno de magia.
¡Enhorabuena Jara, me ha encantado!
Un abrazo.

Jan Lorenzo dijo...

Tontacas!! Me habéis emocionado y al final habéis conseguido hacerme llorar!!! Sois un par de "malas personas" por hacerme esto... Snif, snif, snif...

No, en serio... Me ha emocionado mucho la forma en la que lo habéis montado todo. El temor que sentían, el ver que no están solas, y el poder de la amistad que puede con todo...

Chapeau a las dos y mis más sinceras "no felicitaciones" para las dos...

"No os kero nada!!!"

Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.

alguien dijo...

Jajaja, yo no soy tan sensible como Niobiña, pero también reconozco que es un cuento bonito, inocente, el cuento que le contaré a prima pequeña cuando tenga que contarle alguno. Porque oculta lección: la amistad es lo que manda, y el miedo no somos más que nosotros mismos, y todas las barreras caen con fuerza de voluntad.
Aunque quede algo ñoño, jajajaja

besazos a las dos! :D

El Pistolero dijo...

El mismo comentario y la misma admiración para las dos.

En lo literario, por un relato sencillo, sincero y valiente, porque no es fácil mandar un mensaje tan bonito sin caer en cursiladas ni tópicos. Lo habéis bordado, se os da bien esto de juntar palabras...

En lo personal, porque ya me consideraría afortunado si tuviera como amiga sólo a una de vosotras dos, así que os agradezco a las dos de corazón que seáis como sois, que escribáis tan bien, que estéis siempre cerca.

Un besazo enorme, un relato enorme.

Pugliesino dijo...

La amistad no hace desaparecer el miedo pero se combate muchísimo mejor con ella.Una historia en la que se muestran valores que la hacen posible. No dejan que el miedo genere egoismo, ni que el desconocimiento genere hostilidad. Tan solo el paso hacia adelante con los ojos cerrados y la confianza abierta, la creencias de ambas en lo que nace, ahuyentó el miedo.
Felicidades a las dos!

El mundo de Yas (Andrés) dijo...

Yo solo puedo decir que quiero volver a ser niño... y nada mas...

Bueno si... besus...
Yasi.

Unknown dijo...

Me ha parecido un cuento encantador :) Es precioso el mensaje sobre el valor, la masitad y el miedo que lanzais. Un ricura de cuento.


Un abrazo,

Pedro.

Pedro dijo...

El del anterior mensaje era yo, que tenía activada mi cuanta de gmail :)

JuAntonio dijo...

"Un telón mágico y un cielo que parece volverse más azul por momentos..." ¿casualidad? espero que no. Junto con los personajes son dos elementos importantes en la historia.
Como se ha dicho en otros comentarios.. una relato sencillo, fácil de leer y que a pesar de titularse "miedos" no lo da, - ¡Calla! No lo digas… -interrumpió Noa-.
Yo no lo he dicho y a mí no me ha llegado el miedo que por momentos Lena y Noa han sentido, puse mi mano con las de ellas.
Realmente el miedo ha sido una excusa para mandar otros mensajes.. el valor de la amistad, de la confianza, el ser valientes, que el miedo está nada más que en nosotros, en fin..


Yo me quedo con una cosa: espero q lo hayáis pasado genial escribiendo a cuatro manos, lo importante.. divertirse!


otro secreto: el secreto de que te guste el nombre de Helen queda seguro conmigo : )