sábado, 16 de febrero de 2008

Vagón 2.

El sol brillaba alegremente en la mañana del gran día, pero el suelo seguía blanco de nieve y el aire era muy frío, como fríos se habían quedado sus sentimientos porque simplemente estaba cansada de esperar.

Sus pequeños pies se hundían a cada paso. Se enterraban en la nieve y volvían a salir mientras buscaba un camino distinto por el que empezar a crecer, o mejor dicho, en el que deseaba volver a hacerlo.

El gran día había sido llamado al momento en el que se dio cuenta que no había marcha atrás, que no estaba dispuesta a seguir sintiéndose insignificante. Era hora de pensar en ella, de arriba a abajo sin desperdiciar un pedacito de si misma, de quererse un poco más con cada amanecer, de no preocuparse por el mundo ya que el mundo se dedicaba a sobrevivir sin caer en la cuenta de que ella ya no era una piedra.

Ni si quiera se preocupó de recoger sus cosas. En una mochila metió unas fotos, sus cuadernos y salió a la calle, la que describían como vida, para recuperar su sueño.

El frío le golpeaba la cara, sus pies se congelaban a pesar de las botas nuevas y el sol sirvió de compañero hasta que llegó la noche. La noche... dulce y áspera se convertía en luna, y con ella salían los pensamientos y los recuerdos que dando vueltas como una noria se divertían delante de ella. Y ella se volvía loca queriendo olvidar y golpeaba cada sentir con un nuevo puñal.

Se acomodó en la estación arrinconándose como un vagabundo, tapándose con su propio ropaje, intentando pasar desapercibida hasta que llegara el tren.

Muchos fueron los que se dieron cuenta del bulto. Si las miradas prestaran atención a su alrededor quizás supieran que un alma conocida estaba en apuros, pero caminar mirándose el ombligo se convierte en una tarea mucho más emocionante.

Pasan un par de horas, nada más. Y la locomotora entra lentamente, cubriendo el lugar con su ruido, haciéndose notar.

Vagón 2. Asiento 51v.
Quizás una nueva vida empiece en ese tren. Dejar atrás los años de una vida que la hicieron ser quien hoy se sienta al lado de la ventana no es descartar su pasado, es querer continuar en otra parte. Dejar atrás a gente importante, que dejará de serlo antes de lo que quisiera, no es abandono, es pensar en uno mismo. Y a veces, por egoista que parezca, es lo mejor que uno puede hacer.

6 comentarios:

Sureña dijo...

Es lo mejor que se puede hacer...me quedo con ese final, totalmente de acuerdo contigo.

En parte, esta historia me recuerda a la que yo he escrito, creo que tienen mucho que ver.

Siempre genial... besos!

Pedro dijo...

Que cuento más curioso, Digo en su estructura porque narrado esta perfecto. Me ha gustado, ese final que es el que da sentido a todo, que te hace comprender el peso de lo demas. Esas reflexiones de las ods ultimas frases tienen un gran peso y un no se qué que que se yo, pero me llegan que es lo importante.

Un saludo,

Pedro

tormenta dijo...

coincido con pedro, un cuento curioso... no hay razones, solo sentimientos en consecuencia. bendita esa locura de algunos que les lleva a ir en pos de su vida, sin confundir su camino con el del resto.
me ha gustado mucho Jara, de veras.
un besazo :)
pd. erratillas: 3er párrafo "de arriba a abajo" y en el último es "hicieron"

Pugliesino dijo...

Un cuento,coincido con quienes me preceden,curioso pero si acaso añadiría que a su vez es tambien pedagógico.Muy bien narrado,expresa una salida,movimiento,decisión,todo menos esperar sin hacer nada.Un cuento,una aventura,una gran reflexión y un tren que coger.
Me ha encantado.
Un saludo

LaMaga dijo...

sep, supongo que a todos nos apetece desaparecer alguna vez (algún dia de estos lo haré yo >< xD)

muy bonito, de verdad.

Cuervo dijo...

y la noche... dulce y aspera se convierte en luna...

una imagen que fluye con suavidad y rapidez tanto en el paladar como en la imagiunación... una transición desde la nieve hasta el apeadero, desde el pasado hacia la incertidumbre (and once again)

En cuanto a mi blog puedes cotillear todo lo que quieras y más, o directamente preguntarme, que para eso me tienes en el messenger.

Ah! Y además el ladrón de cosas bonitas ha vuelto...