lunes, 9 de abril de 2012

Yo que sé

El astro dorado refulge,
como me gustaría que lo hiciera mi vida,
tan triste como cierto,
que a penas respiro y padezco
que los días no acompañan
y la luz se apaga
como el aire mata la vela encendida.

Y si ahora que ya nada es lo que era,
que nada resulta como quiero,
que nadie es quién dice ser,
y que sola destrozo mi pensamiento,
ya solo queda el astro dorado
que ni el calor me cura, más bien me apaga
y me acerca a la oscuridad.

Y sin sentido termino
porque sin más nada arreglo.

4 comentarios:

Rebeca Gonzalo dijo...

A veces los desvaríos curan el alma. Me ha gustado tu divagación en estos versos.

Besotes.

Anónimo dijo...

Versos en este pequeña confesión. Intensa como siempre en un número reducido de líneas.
Por experiencia llevaría la contraria al contenido oscuro del texto. La luz siempre llega, otra cosa es que sea a destiempo según nuestras necesidades.

En cualquier caso me gustó como suena y hay algunas frases muy buenas,mejor, por ahí repartidas.

Un abrazo cuentacuentos.

http://www.utopiadesueños.com.es

Hell dijo...

Cuando sale de tu interior, me gusta más.
:)
Un beso.

Pugliesino dijo...

Se abre el telón y tras el las palabras se niegan a morir.

No apaga el tiempo la luz del escenario.