jueves, 1 de octubre de 2009

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Me llamo Laura, también conocida como " la spaguetti " desde sexto curso. El mote me lo puso un graciosillo del colegio al que tenía manía y desde entonces todo el mundo me conoce así. Ahora tengo 31 años. Es difícil estar aquí sin echar la vista atrás ya que una cosa no sería posible sin la otra, sin mi pasado quiero decir.

La primera vez que me acosté con un tío por dinero tenía 23 años. Fue en una fiesta del gremio, soy actriz, y con esto no quiero decir ni por su puesto mucho menos insinuar que entre las actrices esto es normal. Simplemente aquél día, reconozco que con alguna raya de más, me lo ofrecieron y no supe decir que no. Me pusieron 3000€ en la mano por acostarme con un morenazo que yo ya conocía de vista y en aquella época era bastante famoso por salir en una serie de éxito. Él tenía 10 años más que yo. Me lo hubiera tirado igualmente sin pasta de por medio, ¡¡pero que leches!!. No es que me hiciera falta el dinero, todo lo contrario, acababa de firmar un contrato de un año para una marca la cual no nombraré. Quien quiera saberlo sólo tiene que investigar en internet.

La segunda vez, simplemente el morenazo me buscó el contacto y el resto de la historia os la podéis imaginar. Para mi suerte, o mi desgracia ( aún no lo sé muy bien) esto nunca salió a la luz, por lo cual pude continuar con mi trabajo y tener una vida paralela a la vez. En ninguna de las ocasiones me obligaron o me maltrataron. Era mayorcita y sabía perfectamente lo que hacía. Me gustaba y ganaba dinero con ello. ¿Siempre?
Hace unos meses comencé a encontrarme mal, muy débil y algo desubicada. Había perdido mucho peso en poco tiempo, sin más. Tuvimos que parar el rodaje de una película porque me caí al suelo desplomada. Muchos pensaron que me metía demasiado (las malas lenguas y las envidias es lo que tienen) , mis continuas hemorragias por la nariz me... ¿delataban?; por suerte (esta vez sí) callé muchas bocas cuando alguien sacó unos resultados de otra enfermedad que me precede en una revista del corazón. No soy famosa, os lo aseguro, pero ya sabéis un día te ven de fiesta con alguien importante y ya te casan. Odio las bodas.

Hace tres semanas fui al médico a por unos resultados. Al salir y sin poder evitarlo acabé en medio del pasillo sentada y llorando. Un niño se acercó a mi con su pelota y me la ofreció pensando así que acabaría mi berrinche. Consiguió sacarme una sonrisa, y su madre que está sentada aquí, es la que me ha traído después de una gran charla.

Sé en que momento me contagié porque fue mi última vez, con el mismo morenazo de la primera y sabiendo que dejaba ese mundo. No usamos protección, yo no sabía que el tenía la enfermedad, ni si quiera él lo sabía, y por aquél entonces y aunque parezca mentira el ya era mi pareja. No le tengo rencor. Al día siguiente de mis resultados a el lo ingresaron de urgencia. Hoy, ya no está aquí para contarlo.

Me llamo Laura, tengo 31 años y tengo SIDA.
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A partir de: Una historia con 5 palabras.

11 comentarios:

Jara dijo...

sin estar muy contenta con el resultado... pero hay q ponerse manos a la obra de nuevo!

Esther dijo...

¿No contenta? ¿Por qué? Es una realidad que puede pasar y es una historia que da qué pensar... Eso de ir así, me parece horrible y como dice el refrán, quien mal anda, mal acaba. Muy triste, muy duro pero, ¡genial! :)

Saluditos.

Reithor dijo...

Confesiones de cómo todo se va al garete...

no te autotortures, que no está tan mal :D Como re-arranque da la talla de sobra

Pugliesino dijo...

Lo dificil ante una historia así es narrarla de forma natural. Y lo consigues.
Es dificil estar aquí dice Laura al comienzo. La sentencia con la que termina es toda una vida vivida pero con la determinación de un mensaje claro: de que sigue viva.
No estarás contenta con el relato pero es muy bueno.

mariapán dijo...

Pues yo creo que está muy bien narrada también. Fluida y concisa, sin artificios, contada como (desgraciadamente) suele pasar.
Me gusta. Me alegro de volver.

Virginia Vadillo dijo...

Yo creo que sí que deberías estar contenta. Lo cuentas de una forma tan fluida que dan ganas de seguir leyendo. Porque además no se sabe muy bien qué pasa hasta el final. Me ha gustado :)

Ángelicaladas dijo...

Que sí mujer, que deberías alegrarte por cómo te ha quedado XDDD. Me ha gustado porque cuentas toda una vida de más y un futuro de menos, en unos cuantos párrafos.

Besos angelicales.

Rebeca Gonzalo dijo...

Comparto la opinión de Esther y de Carlos: una historia perfecatmente real y muy cruda, que tú cuentas con total naturalidad, pero que invita en todo caso a la reflexión.

P.D.: Se te echaba de menos, Jara.

Emma Grandes dijo...

Hola Jara! Después de todos los ánimos recibidos, espero que tu opinión sobre el relato haya cambiado. A mí, particularmente, me ha encantado. Es una historia dura, real, amarga y desmoralizante, pero te aseguro que hace pensar a más de uno.
Mi enhorabuena! Y espero seguir leyéndote!!!

Anónimo dijo...

A mi si me gusta, está bien contado y no es nada aburrido... es un punto de vista sobre el Sida, una historia que podría ser real...

¡Bienvenida de nuevo!

Paula dijo...

¡¿Cómo que no estás contenta?! A mi me ha encantado. Me parece una historia preciosa y muy bien contada.
Saludos.