miércoles, 15 de abril de 2009

muerte anunciada

¿Sabes pequeño? He muerto en el escenario antes de subirme a el. Cobarde me llaman algunos, ni yo misma sé cual fue el instante en que el corazón dejó de latir sobre las tablas. El flash de la cámara saltó y mi mirada ... perdida en la nada. Salí mona para que negarlo, pero muerta. Y de nada sirve estar mona cuando has muerto, cuando no se siente, cuando se padece, cuando se lamenta día tras día y no se hace nada por luchar, por salir del coma, por volver a la vida.

Han cerrado el telón. El funeral fue singular, no hubo. Fue mi último deseo. No quería haceros pasar por eso, ¿para qué? Me da igual donde tiréis las cenizas, por el WC estará bien, recuerda yo ni siento ni padezco, y tu no querrás quedarte con un mal polvo, a no ser que te quieras hacer un viaje y me pongas a mi de escusa para ello.

Recuerda que en la última fila, la segunda butaca está reservada para tu jodido culo, ese que nunca está quieto y se dedica de ir de nube en nube, ¿en qué pensarás? en fin que para no verme ese es el mejor lugar, no lo olvides ¿sí?


Ya no hay besos. Recuerda, estoy muerta.

2 comentarios:

Manuel Granados dijo...

besos jarísima!!!
quisiera comenzar con los besos un poco por llevar la contraria o algo no se, ¿ironía, sarcasmo o soplapollez?
El escenario me recuerda al momento justo en el que va a comenzar algo que consider importante para mi y, en ese mismo momento, siento que no estoy preparado, que pude aprender mejor a explotar mis cualidades y no lo hice. Me pongo nervioso, me estreso, me sudan las manos, empiezan a atascárseme las palabras y el sudor se traslada a mi pecho. La mirada perdida y el corazón acelerado. Cuando termina la función siempre me queda una sensación de ridículo y rabia porque no tuve ocasión de darme a conocer.
"Ese no era yo" me dije en alguna ocasión. Y entonces empiezo a preguntarme si el tipo que acaba de actuar es realmente el tipo que represento a diario y no el que creo ser.
Y entonces muero. Porque el ser del escenario, el poco preparado, el cómodo se asienta. La ilusión se apaga al mismo tiempo que los focos y empieza a desvanecerse algo parecido al amor propio.
Por suerte, estas muertes, en mi, suelen ser muy cristianas. Al tercer día como mucho hay una resurrección.
Me despido sin más besos no vaya a ser que pilles un empacho.
Hablamos Jarísima.

mariapán dijo...

¡Genial Jara! Desgarradoramente genial...me ha encantado!!!!
Besoss