(sin t´tulo)

Habla de amor sin estar enamorada
mientras el corazón no late ni siente
y el alma se desvanece
en pedacitos de estrechos cristales.

Y se clava el puñal en el estante derecho de la biblioteca
donde su nombre aparecía en una pequeña etiqueta,
y sin amor,
y sin sentir,
sangran las páginas que escribió creyendo ser poetisa.

Los sueños derraman sabrosas historias
de un pasado no escrito
pero tintado en alguna parte,
quizás en el edificio de la calle de al lado,
quizás en la carretera donde murió su corazón,
quizás en las 4 paredes que le acompañaron durante su vida.

Quién sabe porqué dejó de sentir.
Quién sabe...

Si los dioses no la conocen
y ella no sabe quien es.